jueves, 13 de agosto de 2009

Lo que hoy llamamos friki

Eso debía ser yo hará unos 20 años. Evidentemente, por aquel entonces no podías ser un friki del manga o el hentai, ni de Matrix..., como mucho eras un friki del bando Star Wars o del bando treki... en mi caso ni lo uno ni lo otro. De hecho no podías ser un friki, a lo sumo aspirabas a ser raro, tarado o algo similar. Yo era más bien del tipo rata de biblioteca con gustos estrafalarios.

Siempre he sido un lector compulsivo, de hecho mi familia siempre se ha encargado de recordarme que desde niño leía los anuncios en las vallas publicitarias, los folletos, las cajas de detergente,... leía cualquier cosa que caía en mis manos. Queda claro que, con 18 años, a esa edad uno no dispone de ingresos de ningún tipo salvo que te hayas dejado los estudios y te hayas colocado de camata o paleta. No era el caso, así que mi obsesión se veía limitada a los libros que circulaban por casa (no muchos) o que te prestaba algún amigo (aún menos). No es que no tuviera amigos, es que simplemente no leían o como mucho eran comiqueros de alta alcurnia (al menos eso me sirvió para descubrir los Watchmen). La única solución era la biblioteca... y qué solución!!!

No es que me pasara allí encerrado todo el día, la verdad es que no, yo iba a esa zona en la que puedes hacer exclusivamente tuyo un libro durante 15 días: la sección de préstamo.

Cierto es que ya conocía a algunos autores clásicos: Julio Verne, Charles Dickens, Gustavo Adolfo Becquer,... con ellos vivía aventuras maravillosas en el fondo del mar, en el viejo Londres, entre versos y leyendas... Pero es ese reducto de literatura que es la biblioteca descubrí a muchos más, los cuales me abrieron las puertas de otros mundos de aspecto más siniestro y tenebroso, plagados de fantasmas y primigenios, poblados de muerte y fanatismo...

H. P. Lovecraft, Edgard Allan Poe, Lord Dunsany, Robert E. Howard,... Descubrí gracias a ellos esa otra realidad cósmica en la que el terror y el mal se apoderan de todo y no resta más que esperar el fin, sin ningún atisbo de esperanza.

Acudid a las bibliotecas, amad las bibliotecas...

PD: En estos momentos en que no tengo tanto tiempo para acudir a las bibliotecas, y que tampoco la necesidad pecuniaria es tan exagerada, veo con tristeza que se están vaciando... y eso no creo que sea bueno.
PD2: Tengo un cacharrillo nuevo llamado Sony PRS 505 que es gloria bendita. Algún día hablaré de él.

No hay comentarios: